El concepto de deuda líquida es muy importante cuando se trata de determinar cuáles son tus responsabilidades económicas. ¿Quieres saber más? Aquí explicamos y te decimos cómo liberarte de ellas para siempre. 

Qué es una deuda líquida

La deuda líquida, es, sintéticamente, aquella que se puede concretizar con cifras y letras. O, dicho de otra forma, la que tiene un concepto asociado y una cantidad concreta. Esto es lo habitual en facturas y recibos que hayan sido aceptados por el cliente.

Y, evidentemente, son las deudas líquidas las que se pueden judicializar mediante un proceso monitorio. Es aquí donde empiezan los problemas para el deudor, porque, antes, tú has reconocido la obligación de pagar esa cantidad. Cuando una deuda es ilíquida, se desconoce la cantidad exacta (sucede en las indemnizaciones) y se hace necesario iniciar una demanda judicial, que puede ser en varias jurisdicciones.

El resultado práctico es que una deuda líquida es aquella de la que se puede exigir el pago. No en vano, si no existe ni concepto ni cantidad, no existen garantías para el deudor. Por ese motivo, es tan importante el momento de que se defina esta cuestión. Solo entonces, se puede iniciar el proceso de juicio monitorio por vía civil, con sus consecuencias. 

Las deudas líquidas, además, suelen incluirse en los registros de morosos como ASNEF. Por lo tanto, si ya has llegado a este punto, tienes que plantearte cómo afrontarlas. Y si tienes dudas, existen métodos de consultar tus deudas y si estas están vencidas.

Cómo afrontar una deuda líquida

Si tienes una deuda líquida (o varias) que se considera vencida, tienes diversas opciones para responder. Según la situación y los medios de que dispongas, te interesará una vía u otra. Por lo tanto, conocerlas es sumamente importante. Vamos a ver: 

Pagar la deuda

La solución más fácil, si tienes recursos, es pagar la deuda. En este caso, tendrán que darte de baja inmediatamente de los registros de morosos. Si se trata de una deuda asumible, suele ser la mejor opción por todos los trastornos que te vas a ahorrar. Para ello, lo que sí que te recomendamos es que te pongas en contacto cuanto antes con el acreedor para evitar que los intereses se disparen. 

Impugnar la deuda

La impugnación de la deuda también procede en algunos casos, aunque son mínimos. Sobre todo, se suele dar cuando hay una diferencia de criterio importante por una factura de servicios o suministros, como pueden ser la luz, el teléfono o el gas. Además, existe una mala praxis de algunas empresas, que es la de incluirte en el fichero de morosos si te niegas a pagar. Tradicionalmente, había pocas reclamaciones porque la diferencia de criterio no suele ser lo suficientemente cuantiosa como para negarse a pagar.

Si este es un caso puntual se limita a un acreedor, impugnar la deuda y recurrir ante los tribunales puede ser una posibilidad. Recuerda que, en el caso de que ganes, además de exonerarte de esa deuda, la empresa estará obligada a asumir las costas del proceso y tú podrías pedir una compensación. Estos casos son cada vez más raros porque también tienen consecuencias en Protección de Datos, pero te puedes encontrar con alguno.

Acogerte a la Ley de la Segunda Oportunidad

¿Qué hacer si no tienes dinero y cuentas con más de una deuda? ¡Que no cunda el pánico porque hay solución! La Ley de la Segunda Oportunidad es la mejor opción que tienes para cancelar tus deudas líquidas.

Esta ley te permite pedir la exoneración de las deudas para siempre mediante el BEPI (Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho). Básicamente, tienes que recopilar los documentos que acrediten la deuda, que esta ha sido de buena fe y que es la primera vez que te acoges a esta ley. El juez puede decidir eliminar la obligación de pagar toda la deuda o eliminar una parte, renegociando los plazos de pago de la parte restante.

Una ventaja de la ley, desde que se reformó la Ley Concursal, es que se han agilizado los plazos y se han dado más garantías al deudor. Puedes mantener tu vivienda habitual y cancelar la deuda sobre ella, eliminar deudas con la Administración (hasta 10.000 euros de cada acreedor) y prescindir de la fase de mediación, que antes era obligatoria y casi nunca solucionaba nada. Todo esto hace que hoy sea más accesible esta oportunidad para el común de la gente.

En definitiva, y si sientes que estás en un callejón sin salida, tenemos buenas noticias: la Ley de la Segunda Oportundiad te puede sacar del problema. 

Elimina tus deudas gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad

La eliminación de una deuda líquida es posible si te acoges a la Ley de la Segunda Oportunidad, y para siempre. Ecualitas ofrece un servicio integral para recopilar información y representarte por una cuota fija mensual muy económica. ¡Llámanos y entérate de cómo despedirte de tus deudas!