El proceso de Segunda Oportunidad es la mejor manera de acabar con las deudas cuando se está en una situación de insolvencia. Para poder acceder a este mecanismo, es necesario cumplir una serie de requisitos que afectan tanto a la deuda como al deudor. En el caso de la persona que está en apuros económicos, una de las condiciones más importantes que debe poder demostrar es la buena fe del deudor.

 ¿Qué significa la buena fe del deudor?

En el ámbito jurídico no es extraño oír hablar de la buena fe. Se trata de un concepto que hace referencia a que las acciones u omisiones llevadas a cabo por las personas deben ser acordes a las exigencias morales y éticas de la sociedad y al sistema normativo que rige dentro de la misma. Un acto de buena fe es, por tanto, un acto que se ajusta a lo que se considera honrado y leal dentro de una sociedad.

Aplicando la buena fe al deudor, podemos entender que lo que se busca en este caso es que la persona que acude al procedimiento de Segunda Oportunidad no se haya causado a sí misma su situación de insolvencia ni agrave su condición durante el proceso.

Podemos considerar deudor de buena fe a aquel que ha pedido varios microcréditos para poder cubrir sus necesidades básicas. Los ha ido pagando poco a poco y, al final, se han visto envueltos en un grave problema económico. Pero no hay buena fe cuando alguien pide préstamos a sabiendas de que no va a poder devolverlos.

Un concepto jurídico indeterminado

La buena fe del deudor es un concepto jurídico indeterminado porque no podemos definirla de una manera precisa. Son los jueces los que deben apreciar la situación caso por caso para determinar si la conducta del insolvente es acorde con lo que se considera moral y ético en la sociedad.

Dentro del procedimiento de Segunda Oportunidad, la buena fe del deudor es exigible antes del comienzo del mismo, durante su tramitación,  e incluso después.

Antes de solicitar la Segunda Oportunidad, el deudor no puede haberse puesto en una situación de insolvencia de manera dolosa. Siendo plenamente consciente cada vez que contrata un préstamo de que no va a devolverlo. Es decir, que la situación debe surgir de manera fortuita y no culposa.

Una vez solicitado el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI) el deudor queda protegido y sabe que sus deudas no se van a incrementar con intereses de demora. Para que el procedimiento tenga un verdadero sentido, el deudor debe abstenerse de endeudarse más mientras se está tramitando la Segunda Oportunidad.

Canceladas las deudas, y mientras las mismas no hayan prescrito, si la situación económica del deudor mejora, los importes adeudados se pueden rehabilitar. En este caso, también se exige al deudor actuar de buena fe, informando de posibles mejoras en sus finanzas.

¿Cómo debe comportarse un deudor de buena fe?

Lo primero que debe hacer es ser honesto y sincero a la hora de transmitir información respecto a sus ingresos y sus gastos. Si cuenta con el apoyo de especialistas en procedimientos de Segunda Oportunidad, debe aportar a estos todos los datos necesarios para un correcto desarrollo del proceso.

Tampoco está de más que dé la cara ante sus acreedores aunque no pueda pagarles. Esto implica informarles sobre su delicada situación económica y avisarles de que va a iniciar o ya ha iniciado un procedimiento legal para la cancelación de las deudas.

Iniciado el proceso, y durante el plazo en el que las deudas se puedan rehabilitar, debe informar si su situación económica cambia para bien y esto le permite hacer frente a lo debido.

Efectos de la buena fe del deudor

Si la persona sometida al procedimiento de Segunda Oportunidad demuestra que cumple el requisito de buena fe y el resto que son exigibles en estos casos, quedará liberada de sus deudas. Liquidado el patrimonio y acreditada la insolvencia, el juez determinará que el resto de créditos pendientes son incobrables.

En consecuencia, el deudor ya no tendrá que hacer frente al pago de esas cantidades que quedaban pendientes y podrá empezar desde cero. De ahí el nombre de este procedimiento.

Como decíamos antes, es el juez quien tiene que apreciar la buena fe del deudor. Si estima que en un caso concreto no se da, desestimará la pretensión del actor. Porque para que se produzca la exoneración del pasivo insatisfecho tienen que cumplirse todos los requisitos establecidos en la ley. Basta el incumplimiento de uno de ellos para que el procedimiento no pueda seguir adelante.

Si te encuentras ahora mismo en problemas económicos y no puedes hacer frente al pago de tus deudas, la Segunda Oportunidad puede ser la solución. La mejor forma de acreditar tu buena fe es que seas sincero a la hora de informar sobre tu situación y aportar los datos necesarios.

Ya has visto que cumplir con el requisito de la buena fe del deudor es imprescindible para liberarte de tus deudas. Si necesitas ayuda para organizar la documentación e iniciar el proceso, nos tienes a tu disposición.