Tener deudas y no poder pagarlas es una situación que dificulta mucho tu vida. Llamadas constantes de empresas de recobros, no poder dormir pensando en la posibilidad de que te embarguen... Pero llega el día en que por fin puedes olvidarte de estas preocupaciones, algo que ocurre al finalizar la Ley de Segunda Oportunidad. Cuanto termina este proceso, puedes volver a respirar tranquilo. Veamos con más detalle qué implica pasar por este proceso y qué ocurre después tanto contigo como con tus acreedores.

Finalizar la Ley de la Segunda Oportunidad

Cuando una persona acumula varias deudas y está en una situación de insolvencia, la Segunda Oportunidad se perfila como la solución más viable para ella. Un procedimiento que implica liquidar el patrimonio del deudor y cancelar las deudas que subsistan.  Es decir, en primer lugar, se liquida todo el patrimonio del deudor. No obstante, con la nueva regulación, hay algunos bienes, como la vivienda habitual, que se pueden conservar. Con lo obtenido se paga a los deudores. Si resulta que la cuantía no es suficiente y todavía quedan deudas pendientes, estas se cancelan. Lo que hace el juez es aplicar el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI). Dejando así sin efecto todas las deudas que pudieran quedar. En caso de que la liquidación de patrimonio haya sido parcial, no se produce el BEPI. Lo que hace el juez es establecer un plan de pagos para que el deudor pueda abonar las deudas que subsisten.

Efectos de la finalización del procedimiento de Segunda Oportunidad

En aquellas situaciones en las que el deudor liquida todo su patrimonio y obtiene el BEPI, una vez que se dicta la resolución judicial que lo reconoce, se producen los siguientes efectos:

Desaparición de las deudas

El deudor deja de tener esta condición, porque sus deudas han sido canceladas por orden judicial. En el caso de los acreedores, estos deben darse por satisfechos con lo que hayan podido cobrar. Si todavía se les debe algo, ya no van a poder reclamarlo de ninguna manera. Tienen que resignarse a perder ese dinero.

Levantamiento de los embargos

Si algún acreedor había comenzado un proceso de reclamación judicial de la deuda antes de iniciarse el proceso de Segunda Oportunidad, ese procedimiento queda suspendido. Producido el BEPI, los procedimientos judiciales anteriores iniciados por los acreedores quedan sin efecto, porque ya no existe la deuda. Si en alguno de ellos se hubieran acordado embargos sobre los bienes del deudor, estos serán levantados inmediatamente.

Borrado de datos de ficheros de morosos

Como medida de presión, los acreedores pueden inscribir a sus deudores en los registros de impagados o ficheros de morosos. Producida la liberación de las deudas se acaba la situación de morosidad. En consecuencia, los datos del deudor son borrados completamente de todos los ficheros en los que se pudiera haber realizado su anotación. Si en el futuro el ex deudor necesita acudir a un banco para obtener financiación, podrá acceder a ella sin problema (si es solvente), porque ya no constará inscrito como moroso.

Plan de pagos para liquidar deudas

Si el deudor no desea liquidar todo su patrimonio, la forma de finalizar la Ley de Segunda Oportunidad es mediante el establecimiento de un plan de pagos. A través de él se van a cubrir las deudas que hayan quedado pendientes tras la liquidación de los bienes aportados al procedimiento. Lo habitual es que este plan se extienda a lo largo de tres años, aunque puede llegar hasta los cinco. Lo fija el juez, teniendo en cuenta la delicada situación económica del deudor. Lo que se busca con él es facilitar lo máximo posible el pago de las deudas pendientes.

Revisión de la situación

Para que este procedimiento no suponga un perjuicio para los acreedores, existe la posibilidad de revisar la decisión judicial. Si en un plazo de tres años la situación económica del deudor mejora de tal manera que le permita hacer frente a las deudas que en su momento tenía pendientes, estas se pueden rehabilitar. Para ello, será necesario que los acreedores inicien el correspondiente proceso judicial y obtengan el visto bueno del juez. Transcurridos tres años, si la situación económica del deudor no ha experimentado grandes cambios, puede olvidarse de sus deudas de manera definitiva. A partir de entonces, pase lo que pase en el futuro, ya no habrá manera de que esas antiguas deudas vuelvan a estar vigentes. Este procedimiento de revisión se puede aplicar tanto si en su momento se consiguió el BEPI como si se obtuvo un plan de pagos diseñado judicialmente. A efectos prácticos, es muy complicado que tras la cancelación de las deudas pueda haber una rehabilitación futura de las mismas. Al finalizar la Ley de Segunda Oportunidad lo que se consigue es tranquilidad. Poder empezar a vivir de nuevo sin sufrir la carga de tener muchas deudas pendientes de pago y no tener recursos para hacerles frente. Es la oportunidad de comenzar desde cero, tal y como se desprende del nombre de este procedimiento. ¿Quieres disfrutar tú también de esa tranquilidad? Entonces, contacta ya con nuestro equipo y te ayudaremos a pedir la Segunda Oportunidad.