No es ningún secreto que los juzgados y tribunales españoles están saturados de casos, sin importar si trabajan en el orden Civil, en el Penal, en el Mercantil, o en cualquier otro. Cada año se inician miles de procesos judiciales de diferente tipo; y, esto, impide que los órganos que forman parte del Poder Judicial puedan atender a todos ellos con la celeridad que sería deseable. Precisamente por ello, conseguir un acuerdo extrajudicial acaba siendo una de las mejores formas de poner fin a los conflictos entre las partes.

Tanto es así, que en la jurisdicción Social se exige (en la mayoría de los casos) haber intentado llegar a un acuerdo a través de la mediación antes de poder interponer una demanda.

En el caso de personas endeudadas que se quieren acoger a la Segunda Oportunidad, se han producido una serie de cambios en la legislación. Así, ahora ya no es necesario intentar un acuerdo previo fuera de la vía judicial con los acreedores. Veamos esto con más detalle.

¿Qué es un acuerdo extrajudicial?

Es un pacto alcanzado entre dos partes que están en conflicto y que, como su propio nombre indica, se produce fuera de la vía judicial. El acuerdo puede darse antes incluso de que ninguno de los implicados haya acudido a los juzgados. Pero también es posible una vez iniciado el proceso judicial, siempre que se adopte antes de que el juez dicte su resolución.

Este tipo de acuerdos pueden producirse en múltiples situaciones. Por ejemplo, por una disputa laboral, comercial, en relación con una indemnización por responsabilidad civil, y también por deudas.

La gran ventaja del acuerdo extrajudicial es que es una forma rápida y eficiente de resolver los conflictos. No obstante, hay que tener en cuenta que este tipo de pactos no tienen la fuerza ejecutiva que se deriva de una sentencia o de un laudo arbitral. Si una de las partes decide no cumplir aquello a lo que se ha comprometido, la otra tendrá que acabar acudiendo a los tribunales para hacer valer su derecho.

Por tanto, la validez de un acuerdo de este tipo queda supeditada a la buena fe de las partes. En cuanto una de ellas opte por no cumplir, la situación volverá a ser exactamente la misma que existía antes del pacto.

Para dar la mayor legitimidad posible a estos acuerdos y conminar a los implicados a cumplirlos, lo que se aconseja es contar con asesoramiento legal durante la negociación. Y, además, dejar constancia por escrito del acuerdo alcanzado. Pero incluso así habrá que ir a los tribunales si se produce el incumplimiento.

Acuerdo extrajudicial en la Segunda Oportunidad

Antes del último cambio legislativo operado en la normativa sobre Segunda Oportunidad, existía la obligación de que acreedores y deudor intentaran alcanzar un acuerdo respecto a las deudas antes de acudir a la vía judicial.

El problema es que este acuerdo acababa suponiendo una pérdida de dinero y de tiempo. Porque, en la mayoría de los casos, los acreedores no están dispuestos a aceptar de manera voluntaria medidas como perdonar parte de la deuda, dejar de aplicar intereses de demora, o ampliar el plazo de pago. Por eso, cuando cambió la legislación, se optó por eliminar este trámite obligatorio.

Novedades en el acuerdo extrajudicial

Ahora ya no es necesario que el deudor intente llegar a un acuerdo extrajudicial con sus acreedores antes de pedir la Segunda Oportunidad ante el juzgado de lo Mercantil. No obstante, la ley no impide en ningún caso que esta negociación acreedor-deudor pueda darse y que de ella puedan surgir nuevos pactos.

Pero en la práctica, pocas veces el deudor tiene éxito cuando trata de negociar con sus acreedores. De hecho, aunque consiga pactar con uno de ellos, quien está en una situación de insolvencia actual o inminente tiene varios acreedores, y llegar a un acuerdo con ellos es imposible.

Que el deudor intente llegar a un acuerdo que le permita hacer frente a sus deudas es un gesto de buena voluntad por su parte, pero esto ya no es necesario.

Ahora, quien está en una situación económica complicada puede solicitar directamente ante el juez la Segunda Oportunidad. Esta medida supone poner todo o parte de su patrimonio (según la modalidad elegida) a disposición de la autoridad judicial para su liquidación. Con lo obtenido de la venta de los bienes y derechos que conforman el patrimonio del deudor, se pagará a los acreedores.

En caso de que el dinero obtenido no sea suficiente para cubrir todas las deudas, el juez aplica el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho (BEPI). Esto significa que todas las cantidades pendientes de pago quedan canceladas.

Un acuerdo extrajudicial puede ser muy útil para resolver conflictos. Y, también, para evitar un largo y costoso proceso judicial, pero en los supuestos de insolvencia no es necesario pasar por esta negociación. Porque la ley ha establecido un sistema rápido y efectivo para acabar con las deudas: la Segunda Oportunidad. Si estás pensando entrar de lleno en este procedimiento para olvidarte de lo que debes, puedes contar con nuestro equipo de expertos.